- PLATOS TIPICOS DE CABANA-ANCASH
POR: ENRIQUE VÁSQUEZ SIFUENTES
La
alimentación es una necesidad humana primordial que favorece la buena
salud
física y mental de las personas. Sin embargo, en muchos pueblos de la provincia
de Pallasca ya no se consiguen los alimentos tradicionales. Los campos de
cultivo se han abandonado. Ahora se consumen muchos productos fabricados en la
Costa. Por lo que la anemia, la desnutrición sigue creciendo; mucho más la
pobreza y pobreza extrema.
A
pesar de ello, los habitantes de Cabana tanto de la ciudad como de las zonas
rurales siguen manteniendo su tradición alimenticia en base a los carbohidratos
del lugar: papás, ocas, mashuas, ollucos, todo tipo de cereales y algunos
animales domésticos.
Son
varios los platos preferidos de los cabanistas como el sabroso cushal o sopa de
papaseca que se toma muy de mañana y caliente, antes de prender las faenas
agrícolas u otras actividades que requieren gran esfuerzo. También la nutritiva
sopa de alverjas con sus huevos lejos… lejos
En
la alimentación cabanista siempre se consume la sopa de chochoca preparada con
harina de maíz, varios trozos de pellejón de chancho, acompañado con abundante
cancha. Asimismo, el shinde de habas, el apetitoso shambarito, el popular quesheste
o río sucio que pide repetición muchas veces. De igual manera, el nutritivo médano,
así como el sango macho o dulce preparado con frejol molido en batán grande y para
llevarlo en una talega grande.
Cuando
se emprende una larga jornada y se ejecuta en un lugar muy apartado de la
población, el partidario o el peón se reconfortarán con un abundante fiambre a
base de cancha salada, frejol reventado en manteca, carne de chancho frita,
carapsho, sabrosas tortillas asentado con espumante chicha que el peón guarda
muy celoso en sus calabazos, en un lugar sombreado o bajo los molles.
Para
otros quehaceres el cabanista prepara además las deliciosas humitas, el tamal
redondo, panes de trigo o de cebada, semitas o “barrigas de vieja” con su caisur,
exquisito paragoll que las abuelitas los guardan muy seguros en una enorme
canasta de carrizo.
No faltan en la mesa cabanista el trigo
resbalado o pelado con ceniza de molle; así como los apetitosos chochos
remojados en las acequias del pueblo. También se sirve la dulce máchica, la
quinua cosechada en el temple, el menudo coyo o quihuicha tostada en un tiesto llapino.
El
cabanista consume también, en ocasiones especiales, el picante de cuy frito con
salsa roja y sus papas cambrayes; de igual modo, el guiso de carne de venado, perdiz,
cornejo cimarrón, trucha de la laguna El Quinual.
Todos
estos platos los asienta con sus aromáticas infusiones de panisara, muña,
coyal, cedrón, wira-wira, escorzonera y otras hierbas estomacales.
Cuando
visites Cabana la mejor atención culinaria la recibirás en una casa familiar.
ESCRIBE ENRIQUE VÁSQUEZ SIFUENTES
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